viernes, 31 de diciembre de 2010

El largo camino de Egipto a la Tierra de Israel

   Saludos leyendo e investigando  como  lo hago  todos los  dias, gracias  al  Dios  que  hizo el  cielo y la  tierra encontre  este articulo en www.aurora.com, muy interesante y  espero  que les  guste.

La particular relación de Moisés con el Faraón
El largo camino de Egipto a la Tierra de Israel
En las lecturas bíblicas para estas semanas, las plagas comienzan a caer sobre Egipto. Primero fue la sangre, luego las ranas, luego los piojos, y así continuaría la historia con las siete plagas restantes.
Sin embargo, ocurría algo muy interesante en esta pulseada entre Moshé, Aharón y el Faraón. Moshé y Aharón erradicaban las plagas y los magos lograban imitarlos. Si Aharón golpeaba las aguas y las convertía en sangre, los magos del Faraón hacían lo mismo. Si Aharón golpeaba el río con su vara y subían las ranas sobre Egipto, los magos del Faraón también lo hacían. Seguramente, el Faraón y sus brujos creían que estaban poniendo en rídiculo a Moshé, a Aharón y al mismísimo Dios de Israel.
Pero después de la plagas de los piojos, la historia comienza a dar un giro sin retorno: los brujos del Faraón, viendo que la plaga de los piojos se volvía incontenible proclaman ante el Faraón (Shemot 8, 15): “Etzvá Elo-him Hi'' (Esto es el dedo de Di-s).
.¿Qué es lo que está ocurriendo aquí?
.Los magos egipcios entienden que ellos pueden imitar las plagas, pero no pueden erradicarlas. Ellos pudieron imitar la plaga de la sangre y la plaga de las ranas. Pero erradicar la plaga ya era otra cuestión: sólo Dios podía hacer eso. El poder de Dios tenía esa peculiaridad inimitable. Los brujos egipcios logran comprender en la tercera plaga algo que al Faraón le demandaría otras siete: el auténtico poder no se expresa trayendo la peste, sino erradicándola.
En el mundo de las relaciones internacionales ocurre algo similar. Hacer la guerra siempre ha sido un acto de coraje. Pero el auténtico coraje se expresa cuando toda esa energía que se deposita en la batalla, se vuelca para el lado de la paz.
Así como el poder de Dios se demostró cuando erradicó las plagas y no cuando las trajo, así también el auténtico poder de los Gobiernos terrenales se aprecia cuando están dispuestos a erradicar la guerra y no a hacerla.
Moshé temía al ridículo. Sabía que sus hermanos no le prestaban atención. “Si los hijos de Israel no me escuchan... ¿cómo me va a escuchar el Faraón si yo no puedo hablar?'' Todos sabemos de las dificultades que tenía Moshé para hablar. No obstante, el verdadero problema de Moshé era que Israel no quería escuchar.
El tiempo y la travesía del desierto le darían la razón a Moshé. Ser libre es todo un desafío, y Moshé iba entendiendo de a poco que sus hermanos preferían la falsa sensación de seguridad que ofrece la tiranía a los desafíos que presenta la libertad.
Se cuenta que, estando de viaje, rabí Najum de Chernobytz decidió pernoctar en una posada. El dueño de la posada, un judío muy simple, viendo a rabí Najum rezando le preguntó qué estaba haciendo. Rabí Najum interrumpió su rezo y le dijo que estaba rezando implorando a Dios para que llegue el mashiaj y lleve a todos los iehudim a Eretz Israel. Anonadado, el hombre subió las escaleras, despertó a su mujer y le dijo: “¡Querida! Hay un judío abajo que está rezando para que llegue el mashiaj y podamos ir todos a Eretz Israel''. La mujer se fregó los ojos y le dijo: “¿Y qué va a ser de nuestra granja, nuestras vacas y nuestros caballos?'' Perturbado, el hombre volvió a bajar, interrumpió nuevamente a rabí Najum y le dijo: “Pero rabí... ¿qué va a ser de nuestra granja, de nuestras vacas y de nuestros caballos?''
“Dime'', le dijo rabí Najum. “Cuando vienen los cosacos y saquean todo lo que tienes... ¿eres feliz? ¿Es eso lo que te gusta? ¿Quieres que tu vida sea siempre igual? Cuando llegue el mashiaj, vamos a ir todos a Eretz Israel. ¿Entiendes? ¡Chau cosacos! ¡Se acabó!''
De nuevo el hombre quedó impresionado. Subió desesperado a su mujer y le contó la respuesta de rabí Najum. “Querida: “Llega el mashiaj. ¡Chau cosacos! ¡Se acabó!'' La mujer miró a su marido y le dijo: “Baja a ver a ese tal Najum y dile que rece para que el mashiaj se lleve a los cosacos a Eretz Israel y nos deje aquí con nuestra granja, nuestras vacas y nuestros caballos''.
Eso se llama tener horizontes cortos. El verdadero problema de Moshé no era el Faraón. Su problema era la obstinación de Israel. Por eso era necesario que Moshé y Aharón vayan juntos, tal como dijo alguna vez rabí Shmuel Mohliver: Uno para sacar a Israel de Egipto; el otro para sacar a Egipto de Israel.
Los nombres de Dios
Setenta son los nombres de Dios. Pero para Jazal (sabios judíos), también son setenta los nombres de la Torá, setenta son los nombres de Israel, y setenta son los nombres de Jerusalén. Si algún estudioso quisiera estudiar al pueblo judío, y tuviera como herramienta únicamente un Diccionario Hebreo-Español, podría saber quienes somos, con qué soñamos, y cómo trascendemos, sólo observando esta multiplicidad de nombres y sinónimos.
Todo intento de alejar al judaísmo de alguna de estas cuatro columnas ha fracasado y se haya perdido en los vaivenes del tiempo.
Un judío sin Dios, Torá, Jerusalén e Israel es similar a un esquimal sin nieve. Sin alguna de esas columnas perdemos nuestra esencia de pueblo y comenzamos a tambalear

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