jueves, 16 de mayo de 2013

Irán nuclear es el problema central del orden internacional contemporáneo

La división dominante es entre Occidente y el resto del mundoIrán nuclear es el problema central del orden internacional contemporáneo
Por Meliza Castano Heron, Tel Aviv


En estos últimos tiempos nos levantamos con noticias sobre lo que está transcurriendo en el mundo y centramos nuestra atención en Medio Oriente debido a las revueltas y revoluciones que están reconfigurando el orden internacional, pero en particular nos fijamos en el reto que está imponiendo Irán a Occidente con su programa nuclear. Pero si bien sabemos cual es el diario transcurrir de dicho programa no debemos olvidar la cuestión más importante: ¿cuál es la solución?
Para trazar posibles soluciones es importante saber por qué surge dicha iniciativa por parte de Irán. En lo personal considero que no es más que un reflejo de la teoría expuesta por Samuel Hunntigton, o sea el choque de las civilizaciones. Este autor plantea que en el plano universal la división dominante es entre Occidente y el resto del mundo, y los conflictos más intensos tienen lugar entre sociedades musulmanas y asiáticas por un lado y occidente por otra. Para ellos los culpables de la pérdida del poder que tuvieron en el pasado es Occidente.
Por tanto, lo que quieren hacer es recuperar ese poder. Así lo que anhelan las sociedades no occidentales es liberarse de lo que consideran la dominación económica, militar y cultural occidental y lo quieren hacer construyendo algo propio sin que occidente se lo impida y por tanto se generan conflictos, pues occidente al tener aun mayor poder, no lo permitirá estableciendo obstáculos para que esto no suceda.
La mejor manera para disputar dicho poder, es en el ámbito militar ya que el mundo sigue siendo unipolar en materia militar dominado por EEUU, amenazando con esto a cualquier Estado que pretenda disputarle el poder a occidente. Este poder militar que posee occidente es convencional de primera categoría y para llegar a este punto fue necesario tiempo, esfuerzo y gastos, y es precisamente esto lo que lleva a los Estados no occidentales a buscar otras maneras de contrarrestar dicho poder. Así, el atajo vislumbrado es la adquisición de armas nucleares. Es mediante estas que empatan el poder convencional de occidente que se encontraba desequilibrado a su favor.
Un escenario mundial que ya no es bipolar
Uno de los brotes de nuevo poder y por tanto un desafío para EEUU, proviene de un Irán posrevolucionario que sigue tratando de encontrar su rumbo político en un escenario mundial que ya no es bipolar como en vísperas de la revolución iraní de 1979.
Para ello, utiliza sus diferencias culturales con Occidente para legitimar el enriquecimiento de uranio que tanto molesta a EEUU, pues para este último significaría reconocer que su hegemonía se ha perdido en esta región.
Es por ello que EEUU, comienza a aplicar sanciones a Irán, en primer lugar de manera unilateral y luego bajo el seno de las Naciones Unidas, considerando que estas serian una buena forma de llevar al dialogo que propicie la suspensión del enriquecimiento de uranio, teniendo en cuenta que la economía iraní es débil, pues esta depende únicamente del petróleo Pero en los últimos años se ha evidenciado la ineficacia de estas sanciones y que por el contrario lo único que hacen es fortalecer el tono antioccidental de Irán, dejando en evidencia que no está dispuesto al dialogo.
¿Será, entonces, que la salida de este conflicto es un ataque militar por parte de EEUU hacia Irán? Frente a esta alternativa, EEUU debe valorar que Irán no solo tiene la capacidad para responder, sino que sus dirigentes estarían dispuestos a hacerlo. Los iraníes realizarían un contraataque con misiles sobre Israel y las bases Estadounidenses en el Golfo, seguido de un esfuerzo para desestabilizar Irak y fomentar la confrontación total entre EEUU y los chiíes iraquíes.
También podrían promover la desestabilización de Arabia Saudí y de otros países del Golfo con una significativa población chií, e incluso podrían inducir al Hezbollah libanés a lanzar una seria de ataques sobre el norte de Israel. La utilidad estratégica de un ataque preventivo sobre las instalaciones nucleares iraníes podría acarrear efectos adversos a los intereses estadounidenses en Oriente Próximo, al tiempo que daría a Irán la justificación para emprender un auténtico programa de disuasión nuclear a medio plazo provocaría además que Irán se retirara por completo del sistema de no proliferación de armas nucleares, como ya han amenazado algunos de los aliados de Ahmadineyad, e induciría a dos árbitros internacionales cruciales Rusia y China a respaldar a Irán sin vacilaciones.
Es así como quedan tres posibles salidas a esta encrucijada: en primer lugar, que Israel tome un tono más amistoso en la zona, alternativa imposible de vislumbrar de manera pragmática, o brindarle más opciones a la sociedad iraní para que se revele contra su régimen, o bien, continuar con las negociaciones.
Los jóvenes iraníes empiezan a desertar del Islam
La segunda alternativa que se propone es con bases a que Irán es de nuevo un país en cambio, con sus generaciones divergiendo y fracturado socialmente; los jóvenes iraníes empiezan a desertar del Islam, la columna vertebral del régimen nacionalista, en busca de modernidad, cuestionando la conveniencia de que la religión y poder estén en las mismas manos.
Es así
como la paradoja actual estriba en que mientras aumenta crecientemente el grado de formación de las mujeres en Irán, que por primera vez en su historia poseen una formación superior a la de los hombres, no disponen de los mismos derechos que bajo el régimen del Sha: una regresión en el plano jurídico coincide con un progreso cultural y sociológico innegable, situación que da pie a la aparición de movimientos de mujeres que reclaman la igualdad de derechos.
En Irán se ha producido otra revolución, la entrada en escena de una juventud que no ha conocido el régimen del Sha y exige reformas profundas de la sociedad: mayor libertad de expresión, libertad sexual y relaciones más libres y maduras entre ambos sexos y acceso a las modernas comunicaciones. Una nueva generación de periodistas e intelectuales aspiran a interpretar el Islam en el sentido del pluralismo político y la apertura cultural a la modernidad.
Esto ha hecho a la sociedad mas occidentalizada. Están mucho menos politizados que la generación de sus padres. Los jóvenes no quieren oír mas de religión, lo que quieren es más libertad personal. Por tanto, la sociedad actual está en busca de la modernidad, lo que lleva a considerar el programa nuclear iraní pues con este el país se encontrara aislado, viendo esto como un obstáculo para la modernización.
Este movimiento político-social se va viendo fortalecido en la medida que la instituciones de poder opten por tomar medidas donde reine una represión mayor de estas distintas reivindicaciones con la intención de limitar la tímida apertura de la sociedad iraní de la fase reformista en nombre de la lucha contra Estados Unidos y más generalmente contra un Occidente enemigo del Islam y de Irán.
Esta represión, además, fomenta a la nueva sociedad a emigrar a países occidentales donde consideran tener una mejor vida, sin embargo los emigrantes se mantiene en íntima relación con el país de origen y por lo tanto contribuye a que entren en el país ideas políticas y culturales nuevas del exterior, factor que el régimen no se halla en condiciones de controlar.
La transmisión de ideas nuevas, por tanto, tiene lugar merced a esta diáspora cuyas segundas y terceras generaciones piensan con nostalgia en Irán y tratan de recuperar los lazos con su país de origen informando a sus familias y amigos del estilo de vida y novedades que conocen en Occidente. En cierto sentido, cabe afirmar que Irán nunca se ha encontrado tan cerca de Occidente en el plano cultural y social como en la actualidad, en un contexto no obstante de cerrazón política y en un período en que Irán es percibido en el extranjero como uno de los países más antioccidentales del mundo.
Los iraníes no van a permitir el control extranjero de su destino
Si bien las predicción políticas suelen acabar siendo erróneas y la actual situación de Irán es tan compleja, tanto a nivel externo como interno, que apenas puede predecirse con un mínimo de garantías. Las pasadas experiencias del país indican que los iraníes no van a permitir por mucho tiempo ni un gobierno impopular ni el control extranjero de su destino. La creciente modernización que se evidencia en Irán ofrece algunas razones para esperar un mejor gobierno para Irán en el futuro.
La intervención estadounidense se arriesgaría a contaminar procesos internos a los que es necesario dar tiempo para que florezcan. Incluso si Estados Unidos apoyase con éxito un posible derrocamiento del gobierno, los efectos a largo plazo de la interferencia en los asuntos iraníes podrían causar peores efectos que los que oposición en Irán aportar razones para la esperanza. Tal vez sea posible cambiar el sistema existente por uno mejor sin necesidad de intervención exterior. Sin embargo, esta opción puede resultar arriesgada porque no garantiza que el régimen sucesor fuera más proclive a no desarrollar armas nucleares que el actual cuando, al fin y al cabo, ya era uno de los objetivos del Sha.
Es por ello que la alternativa más viable es la de continuar intentando el acercamiento por medio de negociaciones diplomáticas, en donde se cuente con un mediador que le crea a Irán pero que siga los parámetros establecidos por EEUU, y solo así se puede contar con un ambiente de confianza. Es decir, se debe buscar fortalecer un sistema multilateral que apoye diplomáticamente a generar climas de distensión.
Siendo así las cosas, el problema de la proliferación de armas nucleares revela que el mundo de las relaciones internacionales de hoy es muy complejo en donde se evidencia la carencia de gobernabilidad y anarquía internacional, quedando imposible para las instituciones internacionales el manejo de estos problemas, pues estas deben respetar la soberanía de cada Estado sin poderlos obligar a que se ajusten a unas normas internacionales si estos consideran que priman los intereses nacionales.
Frente a esta problemática no queda más que confiar en la buena fe de los gobernantes de resarcir los inconvenientes por medio de las negociaciones para que así no se implique la vida de sus ciudadanos.
*La autora es politóloga colombiana, egresada de la facultad de Derecho y Ciencias Políticas de la Universidad Pontificia Bolivariana.