sábado, 31 de marzo de 2012

Un análisis estratégico de la situación Los factores en una guerra con Irán

Un análisis estratégico de la situación Los factores en una guerra con Irán Autor: Barry Rubin Es absolutamente correcto estar preocupado e indeciso sobre la posibilidad de entrar en una guerra con Irán. La guerra, como lo muestran los recientes acontecimientos en Irak y Afganistán, es una peligrosa, sangrienta, y a menudo sucia situación caótica en la que las cosas van mal; los civiles son asesinados sin querer; el propio bando de uno sufre pérdidas; y los objetivos no necesariamente no se logran. A veces la guerra es necesaria. Ese fue claramente el caso en Afganistán en 2001, pero menos claro en Irak en 2003. ¿Cuáles son los objetivos? ¿Cómo van a ser ganados? ¿De qué manera puede una guerra ser llevada a su fin? ¿Cómo se define la victoria? Todos estos son problemas serios. En cuanto a una guerra con Irán, todo lo anterior es especialmente cierto. Irán es un país enorme con una población de casi 80 millones. Una parte considerable de esa población - los que tienen las armas - es ideológicamente fanática. La idea de que unos pocos aviones dejarán caer las bombas, retornarán a casa, y luego se podrá declarar victoria es ingenua. Mientras que una guerra con Irán podría ser eventualmente inevitable y necesaria; esto no es cierto en este preciso momento. Y una operación como esa plantea algunos serios problemas para los Estados Unidos. Por el lado positivo, ni siquiera un sólo país árabe moverá un dedo para ayudar a Irán. Los moderados serían felices si Israel bombardeara las instalaciones nucleares iraníes, desearán que tenga éxito, y les exigirán a Estados Unidos que los mantenga fuera de cualquier combate. Los radicales islamistas sunitas se preocuparían por el precedente y harían algo de propaganda, pero ven al régimen iraní como un rival, no como a un hermano. El régimen turco escupiría espuma por la boca pero no hará nada; mientras que el régimen sirio, aliado de Irán, está demasiado preocupado por su guerra civil y teme a la confrontación con Israel. Hamas está feliz de tomar el dinero de Irán, pero ahora es en gran medida un cliente de Egipto. Es posible que quiera iniciar su propia guerra con Israel, pero no quiere arriesgarlo todo para defender a Irán. Por lo tanto, la única fuerza seria organizada en la que Irán podría confiar sería Hezbollah, en el Líbano. Es probable que Hezbollah dispare misiles contra Israel y lance algunas incursiones transfronterizas. La pregunta es si Hezbollah iniciará una campaña sin cuartel como en 2006 o simplemente se limitará a una demostración simbólica de la lealtad a Irán. También hay fuerzas iraníes en el Líbano que podrían ser más enérgicas. La fuerza de FINUL que tenía como misión impedir que Hezbollah establezca un montaje militar en el sur y ataque a Israel será inútil. Sin embargo, las operaciones israelíes de defensa podrían llegar a matar accidentalmente a soldados de FINUL. Por último, están los recursos iraníes para lanzar ataques terroristas contra objetivos israelíes y judíos en todo el mundo. El número de ataques podría ser limitado. La pregunta es si uno o algunos de ellos conseguirán infligir numerosas bajas. No obstantes, Hezbollah más los ataques terroristas no son un precio demasiado alto para Israel para poner fin - si es que efectivamente se puede lograr - a la amenaza nuclear iraní. Sin embargo, el cuadro por el lado de EE.UU. es mucho más complejo y preocupante. La situación en EE.UU. se asemejaría a la de Israel, de dos maneras. Mientras que ningún otro país aparte de que Irán estaría detrás de los atentados, el terrorismo podría ser un problema para EE.UU. El resto de la historia dependerá de las decisiones tomadas por el gobierno de Irán y sus comandantes locales. Aparentemente, el ataque contra Irán vendría de Israel. Pero incluso si Estados Unidos no hace abiertamente nada; el discurso de Obama en AIPAC es suficiente para asociar a Washington con la operación. Irán tiene algunas opciones. Podría tratar de evitar la confrontación con Estados Unidos. Sin embargo, aunque la decisión de Teherán podría tomar cualquier camino; debido a la cosmovisión de los gobernantes de ese país, es poco probable que éstos hagan una evaluación tranquila, fría en esa dirección. Para ellos, Estados Unidos es el Gran Satán, el enemigo de la Revolución islámica y el protector de Israel. ¿Serían realmente capaces los líderes de Irán de decir: Seamos “inteligentes” y mantengamos la batalla limitada a Israel, utilizando la renuencia estadounidense a luchar para mantener a esa superpotencia fuera de la guerra? Una vez más, esa podría ser la manera de cómo los estrategas occidentales de laboratorio esperan que Irán actúe, pero es difícil de creer que eso es lo que sucederá. Por otra parte, a los comandantes locales, - de cualquiera de las unidades militares y navales o de las células terroristas - irracionalmente confiados en una victoria concedida por Alá, no les será fácil renunciar a la oportunidad de librar la guerra santa final. También, la incapacidad de Irán para atacar a Israel podría activar la frustración que conduce a los ataques contra objetivos estadounidenses. Las fuerzas y las instalaciones de EEUU son más accesibles que las de Israel. Podría haber ataques terroristas en el Líbano, Irak, Arabia Saudita y los pequeños estados del Golfo Pérsico contra civiles instituciones, o soldados norteamericanos. Y el frente más grande de todos podría ser el propio Golfo Pérsico. ¿Montarán las pequeñas embarcaciones iraníes operaciones suicidas para atacar a los barcos petroleros o tratarán de bloquear el tráfico? Como sucedió en la última fase de la guerra Irán-Irak en la década de los ochenta, los países árabes del Golfo probablemente pedirán a Estados Unidos, los países europeos y la OTAN que escolten los buques cisterna. Un intercambio de fuego podría arrastrar a Estados Unidos hacia un conflicto militar con Irán. Cualquier cosa que pase en la tierra (y en el agua) dispararía el precio del petróleo. Estos factores también afectan a los intereses de Israel ya que este país sería culpado por la carnicería resultante y las disrupciones. El antisemitismo aumentaría y muchos afirmarán que Israel habría arrastrado a Estados Unidos a una guerra innecesaria. Las promesas de una victoria rápida, fácil, y la desaparición de cualquier capacidad nuclear iraní o su amenaza, e incluso la caída del régimen iraní podrían resultar ser falsos, avivando una amarga controversia. Por lo tanto, existen peligros muy serios y problemas estratégicos reales en cualquier campaña para atacar las instalaciones nucleares iraníes, que requieren una reflexión seria y el rechazo de la imprudencia. Una guerra contra Irán, si alguna vez se lleva a cabo, sólo debería ocurrir cuando parezca que de todos modos es inevitable. Y eso está lejos de ser cierto en este año. Pero ese día llegará, y es mejor que la gente esté psicológicamente preparada para eso. El autor es director del centro Global Research in International Affairs (GLORIA) y editor de la revista Middle East Review of International Affairs (MERIA), y editor y columnista de Oriente Medio en PJMedia . Sus últimos libros: Israel: An Introduction, ha sido publicado recientemente por Yale University Press The Israel-Arab Reader (sétima edición), The Long War for Freedom: The Arab Struggle for Democracy in the Middle East (Wiley) y The Truth About Syria (Palgrave-Macmillan).El sitio web de GLORIA es: http://www.gloria-center.org y de su blog Rubin Reports es: www.rubinreports.blogspot.com.

miércoles, 28 de marzo de 2012

¿Está preparado el Kurdistán para una guerra Estados Unidos-Irán?

¿Está preparado el Kurdistán para una guerra Estados Unidos-Irán? Autor: Michael Rubin Las tensiones entre Irán y Estados Unidos se encuentran en su apogeo. El 11 de octubre, el fiscal general Eric Holder acusaba a la República Islámica de ingeniar un atentado en suelo estadounidense. “Hoy, el Departamento de Justicia presenta cargos contra dos personas que presuntamente intentaron perpetrar un atentado mortal dirigido por facciones del ejecutivo iraní con el fin de asesinar a un embajador extranjero aquí en Estados Unidos-“, anunciaba. Las tensiones se agravaron durante las siguientes semanas. El 8 de noviembre, la Agencia Internacional de la Energía Atómica difundía un informe que concluye que el programa nuclear de Irán incluye piezas que no pintan nada en un programa nuclear civil, sólo aplicaciones militares. Un mes más tarde, el Cuerpo de la Guardia Islámica Revolucionaria abatía un avión estadounidense secreto no tripulado. Sólo en las dos semanas siguientes, las autoridades iraníes anunciaron haber capturado a un espía de la CIA y el gobierno estadounidense anunciaba una recompensa de 10 millones por Yasín as-Suri, un importante financiero de Al Qaeda que se cree reside en Irán. En medio de las tensiones, Teherán se muestra desafiante. El Cuerpo de Marina de la Guardia Islámica Revolucionaria (IRGC-N) tiene previstas dentro de poco unas maniobras de 10 jornadas, presuntamente para manifestar la capacidad de cerrar al tráfico el Estrecho de Ormuz. Las autoridades iraníes han rechazado tanto la oferta de la administración Bush como la de la administración Obama de montar una línea directa para desactivar cualquier crisis en el Golfo Pérsico. El 27 de septiembre, Alí Fadavi, el responsable del Cuerpo de Marina, anunciaba: “la única forma de poner fin a sus inquietudes es que Estados Unidos abandone la región-“. El Pentágono adopta el enfoque contrario: dentro de unas semanas, tres portaviones estadounidenses con cazas de combate entrarán en el radio de alcance de Irán, mientras que normalmente solamente hay uno o dos en el Golfo Pérsico o en el Mar de Omán. Irán y Estados Unidos parecen estar ahora en rumbo de colisión. El 18 de diciembre, el Secretario de Defensa León Panetta anunciaba que si Estados Unidos obtiene “información de Inteligencia que apunte a que se está desarrollando un arma nuclear, entonces tomaremos las medidas que sean oportunas para impedirlo-“, añadía, agitando más el fantasma de un conflicto militar. Los kurdos iraquíes y los iraquíes en general discuten si las inquietudes occidentales en torno al programa nuclear de Irán están justificadas y también debaten la responsabilidad por las recientes tensiones entre Washington y Teherán. Los analistas -en Washington, Jerusalén o Teherán- convienen en gran medida, sin embargo, en que Oriente Próximo está más próximo a una guerra importante que nunca desde 2003. Cualquier conflicto -sea entre Israel e Irán o entre Estados Unidos e Irán- tendrá un enorme impacto sobre el Kurdistán iraquí y sobre Irak. Aunque muchos diplomáticos y tertulianos especulan diciendo que Irán puede tratar de cerrar al tráfico el Estrecho de Ormuz en caso de guerra, esto no es probable. La marina estadounidense no sólo puede volver a abrir el estrecho paso en cuestión de 24 horas, Irán también necesita exportar crudo y la importante gasolina refinada para sobrevivir. Bloquear al tráfico el Estrecho sería contraproducente para Irán. ¿Cómo puede entonces tomar represalias Irán en caso de estallar la guerra? Si las organizaciones de respaldo iraní destruyeran o sabotearan las terminales de carga del crudo del sur de Irak o las infraestructuras de los yacimientos de Rumaila, Irán podría sacar del mercado 1 millón de barriles al día, disparando el precio de lo que Irán se embolsa a través de sus derechos de explotación. La petrolera iraquí South Oil Company carece de cualquier plan de contingencia para impedir tales interrupciones del abastecimiento. La cuestión para las autoridades kurdas es disponer de esos planes de contingencia. Después de todo, el crudo es cada vez más importante para la economía kurda, pero los yacimientos del Kurdistán están totalmente expuestos al sabotaje y los problemas de suministro. Que Irán reciba petróleo de contrabando procedente del Kurdistán iraquí puede no bastar para comprar la calma. El valor del crudo kurdo en cualquier conflicto próximo se elevaría en función de la producción. Esas petroleras occidentales están tan metidas en el Kurdistán que simplemente hacen más tentador el sabotaje iraní. Los iraníes pueden minar la región por otras razones. Mientras que antes de que cayera Sadam, muchos analistas esperaban que Kirkuk se convirtiera en un conflicto abierto entre turcomanos y kurdos, los turcomanos recurrieron con más frecuencia a las milicias chiítas en lugar del Frente de Liberación Iraquí. Los iraquíes de todos los grupos étnicos y sectarios entendieron que el Frente es poco más que una fachada de la Inteligencia turca, y los turcomanos chiítas sintieron la discriminación sectaria de Ankara. El ejército Jaysh al-Mahdi o la división Badr del gobierno de Kirkuk no son casualidades: cada estado de la zona está mirando a Irak a través del prisma de los precedentes. Si los kurdos iraquíes tuvieran un federalismo más fuerte - con importantes ingresos del crudo para apoyarlo - ¿qué impediría a los kurdos iraníes hacer exigencias parecidas? Los disturbios registrados en Merivan y Mahabad poco después de la firma del Ley de la Administración de Transición no hacen sino subrayar la inseguridad iraní. De esta forma, Irán puede aprovechar la oportunidad para minar el Kurdistán iraquí no sólo perjudicando a la economía occidental y disparando el precio del crudo iraní, sino también con el fin de lograr un objetivo político. Más en general, la libertad relativa que disfrutan los kurdos supone una afrenta para Teherán, el régimen iraní no tiene mucha autoconfianza. Entiende que son contados los iraquíes que todavía creen en la idea del Guardián de la Jurisprudencia Islámica, y por eso Teherán quiere que iraquíes o kurdos iraquíes no tengan ninguna libertad que Alí Jamenei no tolera dentro de su propio país. El Gobierno Regional del Kurdistán puede creer que puede permanecer neutral. La neutralidad no traerá seguridad. Pocos en Estados Unidos han perdonado u olvidado la abstención de Yemen en el Consejo de Seguridad de la ONU, por ejemplo, después de que Saddam Hussein invadiera originalmente Kuwait. La desconfianza es ya elevada. La cúpula kurda está enfadada por ser abandonada, una vez más, por Occidente. Mientras tanto, las ventas kurdas de secretos estadounidenses a los iraníes durante los años de presencia estadounidense generaron desconfianza significativa hacia los kurdos en los círculos del espionaje y el Pentágono. Los iraquíes pueden poner sus miras en los estadounidenses y los demás occidentales que residen en el Kurdistán iraquí. Los funcionarios de la seguridad kurda han mantenido la tranquilidad en la región no sólo a través de la eficacia del estado policial, sino también sobornando al espionaje iraní con información relativa a los estadounidenses presentes en la región. Ese pacto con el diablo puede pasar factura al Kurdistán si los iraníes deciden que el deseo de venganza se impone a las ventajas de la estabilidad. En juego no hay solamente cientos de vidas, sino también la reputación del Kurdistán y el futuro de las inversiones en la región. Algunos políticos kurdos pueden creer que su propia relación estrecha con los políticos iraníes y los funcionarios de la seguridad se impone a cualquier intervención iraní importante. Cuando el Presidente iraquí Jalal Talabani tuvo una urgencia médica y fue evacuado a Jordania en el año 2007, un destacado funcionario de la Unión Patriótica del Kurdistán se reunió con las autoridades del espionaje iraní al otro lado de la frontera para solicitar su apoyo -no el de América- caso de ser necesaria una sucesión. En lugar de ayudar a ese funcionario, las autoridades iraníes dieron a conocer su maniobra con el fin de agravar las divisiones kurdas y minar la estabilidad política. Si estalla la guerra entre Irán y cualquier estado occidental, los kurdos quedarían atrapados entre la espada y la pared. No habría resultado bueno, ni para el gobierno regional ni para los kurdos iraquíes. Debatir la posibilidad de guerra, sin embargo, no equivale a defender una. Considerar más detenidamente esos escenarios permitiría al gobierno mitigar los daños y reveses potenciales. La planificación puede no ser el punto fuerte del Gobierno Regional del Kurdistán, pero el precio podría ser elevado si las autoridades kurdas no empiezan ya.