jueves, 29 de mayo de 2014

EL ACUERDO DE RECONCILIACION PALESTINA

¿Respiro táctico u oportunidad estratégica? El acuerdo de reconciliación palestina
Kobi Michael y Udi Dekel*


El acuerdo de reconciliación alcanzado recientemente por Fatah y Hamas es una consecuencia de la debilidad interna de ambas organizaciones, en tanto que cada una de ellas sufre una constante erosión de la legitimidad y del apoyo del público. El gobierno de tecnócratas que se está formando es simplemente un mecanismo destinado a hacer el show de que ambas partes viven bajo un mismo techo, sin que ninguna de ellas tenga que renunciar a su ideología fundamental. Si se establece un gobierno de unidad palestino de tecnócratas, una opción abierta a Israel es la transición desde un discurso de oposición a la reconciliación, a un intento de reiniciar el proceso político; pero con una diferencia esencial en el formato del proceso. Esto implicaría alejarse de la discusión sobre las cuestiones centrales para un eventual acuerdo de estatus permanente - donde las brechas no se pueden salvar en el corto plazo - a la construcción gradual de una realidad de dos estados, ayudando a los palestinos a construir una entidad política responsable, estable, y que funcione.
Israel y los palestinos
El acuerdo de reconciliación alcanzado recientemente por Fatah y Hamas es, en esencia, similar a los acuerdos previos entre las dos organizaciones (La Meca, en 2007; El Cairo, en 2011; y la Declaración de Doha, en 2012) e incluye un acuerdo para establecer un gobierno nacional conjunto de tecnócratas, encabezado por el presidente Abbas, y la celebración de elecciones parlamentarias y presidenciales en la Autoridad Palestina. Los acuerdos, que fueron formulados, pospusieron la discusión de la seguridad, especialmente sobre el futuro del ala militar de Hamas y sus capacidades. Este problema será manejado por un comité de seguridad que se celebrará después del establecimiento de un gobierno de unidad, lo que significa la continuación del statu quo, es decir, la administración separada de Cisjordania y la Franja de Gaza. El acuerdo no menciona ninguna fecha vinculante para concluir las discusiones sobre el gobierno de unidad, ni establece una fecha para las elecciones una vez que se forme el gobierno.
Un análisis sobre el acuerdo de reconciliación palestina debe tener en cuenta tanto lo que lo que incluye como lo que no está incluido. Sin embargo, a pesar de su brevedad - el acuerdo se refiere sólo a dos cuestiones – y a pesar de la importancia de lo que no está incluido, lo que puede llegar a ser un obstáculo cuando se trata de implementar el acuerdo, es importante evaluar la relevancia de la validez del acuerdo específicamente a esta altura con suficiente anticipación.
El acuerdo es el resultado de la debilidad interna de ambas organizaciones, cada una de ellas sufre una constante erosión de la legitimidad y del apoyo del público. En este sentido, la política interna de ambos grupos palestinos es lo que dictó la medida. Hamas se encuentra en un bajón histórico debido a su conflicto con el actual régimen egipcio tras la caída de su patrono, los Hermanos Musulmanes. La crisis económica en curso en la Franja de Gaza debido al cierre de los túneles y el hermético bloqueo egipcio ha agravado la pérdida del apoyo público a Hamas. Abbas también ha perdido el apoyo de la opinión pública palestina ante la falta de fe en su dirección política. Su legitimidad es menor entre su propio electorado, especialmente entre la generación más joven de Fatah, que se ha cansado de él y de la dirigencia en general. Al mismo tiempo, Abbas ha sido empujado por la sensación de que podría ser acusado [y difamado] de haber dividido el campo palestino.
Si el acuerdo es de hecho una consecuencia de los problemas internos y tiene como objetivo ampliar la base de la legitimidad de Abbas, es importante aclarar el tipo de legitimidad en cuestión y sus implicaciones sobre la política exterior. ¿Se trata de una legitimidad de una clase tal que podría ampliar la capacidad de maniobra política de Abbas vis a vis Israel? ¿Le dará la flexibilidad necesaria como para hacer compromisos significativos? La presentación de los esfuerzos de Abbas como un último recurso inevitable para expandir su base de legitimidad interna implica apoyar – aún involuntariamente – a la incitación y al espíritu de lucha y resistencia. El discurso de odio del público palestino reduce el margen de maniobra político de Abbas y representa una carga alrededor de su cuello, no importa lo pragmático que pueda ser.
Parece que los dos bandos palestinos entienden el potencial del colapso del acuerdo debido a las enormes diferencias entre ellos y la profunda división conceptual entre la ideología religiosa pan-islámica de Hamas y de la ideología nacionalista de Fatah. El acuerdo no cambia la esencia de Hamas como organización terrorista y no hace nada para convertir a la Autoridad Palestina o la OLP o Abbas en el representante autorizado de los palestinos en la Franja de Gaza. El escenario provisorio actual, que concede a Abbas una renovada legitimidad, es el más difícil para Hamas. Tal vez por esta razón, Fatah y Abbas están retrasándolo intencionalmente y posponiendo el establecimiento de un gobierno en un intento de Hamás de mantenerse en este estado provisional el mayor tiempo posible.
El gobierno de tecnócratas es un mecanismo destinado a hacer el show de que ambos lados están viviendo bajo un mismo techo; sin que ninguno tenga que renunciar a su ideología fundamental. Sin embargo, el mecanismo propuesto es susceptible de surgir como problemático y peligroso, dado el potencial inherente de “libanización”. Hamas, como Hezbollah en el Líbano, podría ser parte del mecanismo gubernamental y un socio en el gobierno, mientras preserva
su capacidad militar (los líderes de Hamas en Gaza ya lo han planteado) y la libertad de acción militar con el fin de servir a lo que consideren que son sus intereses estratégicos esenciales. Cualquier aceptación internacional de esta unión híbrida que se basa en la esperanza de que Hamas se vuelva más moderado en el futuro implica el inicio de una situación intolerable para Israel. Cualquier intento de dar un trato especial al caso palestino por sobre todos los demás en la región es una especie de ilusión que ignora la profundidad de la ideología religiosa en la cosmovisión de Hamas.
Si y cuando la realidad del acuerdo de reconciliación llegara a existir; Israel es susceptible de encontrarse frente a un problema aún más complejo vis a vis la Franja de Gaza. ¿Cómo actuará exactamente Israel frente a Abbas que, en virtud del acuerdo, se convierte en responsable de lo que ocurre en Gaza, incluyendo el lanzamiento de cohetes contra Israel? ¿Tendrá Israel que moderar su respuesta porque la comunidad internacional dirá que una respuesta demasiado dura puede causar daños a la Autoridad Palestina y a la frágil unidad? ¿Cómo será capaz de Israel de conducir las negociaciones políticas con Abbas y al mismo tiempo luchar contra el terrorismo y las infraestructuras terroristas en la Franja de Gaza y, posiblemente también, en la Cisjordania? Por otra parte, ¿cómo se explica exactamente el oxímoron de la inclusión de una organización terrorista opuesta a los Acuerdos de Oslo en la AP, establecida en virtud de esos mismos acuerdos?
Parece que Abbas tiene la intención de presentar a su gobierno de tecnócratas como uno que acepta las tres condiciones requeridas por el Cuarteto - la renuncia al terrorismo y la violencia, el reconocimiento de los acuerdos anteriores, y el reconocimiento del Estado de Israel - junto con el acuerdo de realizar conversaciones políticas con Israel, pero sin desafiar a Hamás. De esta manera, Abbas espera ampliar su caja de herramientas y presentarse a sí mismo como representante de todo el pueblo palestino, dándole la seriedad y la validez extra que necesita cuando apela a la comunidad internacional, tanto para buscar apoyos en su desafío contra Israel como para un ampliar el reconocimiento de un estado palestino.
Aunque la reconciliación probablemente no vaya a durar, porque Hamas no va a ceder su control sobre la Franja de Gaza y no desarmará su ala militar, y por lo tanto la visión de Abbas de "una sola autoridad – una sola fuerza armada" no sucederá; Israel debe ser inequívoco en su demanda de que Hamas acepte las condiciones establecidas por el Cuarteto. Cualquier blanqueo o intento de hacer la vista gorda equivale a sembrar las semillas de la destrucción, debilitando la definición de la comunidad internacional de Hama como una organización terrorista. Israel podría entonces tener que enfrentar a una realidad en la que sea acusado de socavar la reconciliación palestina cada vez que se vea obligado a actuar en contra de la Franja de Gaza a raíz del terrorismo de los cohetes.
Un enfoque diferente
Condiciones necesarias para hacer que la reconciliación sea una oportunidad.
Si se establece un gobierno de unidad palestino conformado por tecnócratas, una opción abierta a Israel es la transición de un discurso de oposición a la reconciliación, a un intento de reiniciar el proceso político, pero con una diferencia esencial en el formato del proceso. Esto implicaría alejarse de una discusión sobre las cuestiones centrales sobre un acuerdo permanente, donde las brechas no se puede ser superadas en el corto plazo, a una construcción gradual de una realidad de dos estados, ayudando a los palestinos a construir una entidad política responsable, estable, y que funcione. De este modo, Israel estaría en posición de exigir a la Autoridad Palestina, y especialmente a Abbas, que tome responsabilidad por la Franja de Gaza y proponer convertir a la Franja de Gaza en la primera etapa de un proceso gradual de construcción de un Estado palestino.
Si un gobierno liderado por Abbas opera con lógica estatista y demuestra la habilidad y voluntad para construir la capacidad para una entidad funcional; Israel estaría en condiciones de presentar la demanda de que en la primera etapa, el gobierno se enfoque en la reconstrucción y el desarrollo de la Franja de Gaza, con la Autoridad Palestina a cargo de los cruces de ese enclave costero. Si el gobierno palestino demuestra el deseo y la capacidad, y al mismo tiempo actúa con decisión para desmantelar a los terroristas y a las infraestructuras militares no estatales en la Franja de Gaza; la segunda etapa comenzaría entonces e involucraría la asistencia de la comunidad internacional, Israel, y el mundo árabe en los procesos de construcción, incluyendo en la construcción de un puerto naval (con las medidas de seguridad requeridas). Después de que se hubiese demostrado un fehacientemente un progreso; los esfuerzos de desarrollo en la tercera fase se concentrarían en la zona C de Cisjordania, en términos de construcción de infraestructuras económicas e incluso en el desarrollo de nuevos centros urbanos para la rehabilitación de las poblaciones de los campamentos de refugiados de Cisjordania, donde las condiciones son especialmente duras.
Si bien este escenario parece muy difícil de alcanzar, es importante que el gobierno israelí no se oponga al principio de reconciliación, y al mismo tiempo, avance en un enfoque diferente para movilizar el proceso político, a condición de que Hamas acepte las tres condiciones del Cuarteto y que el gobierno de la AP tenga el monopolio del uso de la fuerza en el territorio bajo su control.
*Fuente: INSS.

No hay comentarios:

Publicar un comentario