miércoles, 8 de agosto de 2012

Irán y la teoría nuclear


Es imposible detener el proceso por la vía diplomática
Irán y la teoría nuclear 
Autor: Fuente: GEES, España

 
El hecho fundamental respecto a las bombas atómicas o nucleares iraníes es que los ayatollas gobernantes las quieren, las quieren y las quieren. Siempre fue, en parte, una cuestión de supervivencia para el régimen, pero hace años el tema de la hegemonía regional era predominante en sus motivaciones. A medida que las cosas le han ido domésticamente cada vez peor y la presión desde fuera aumenta y agrava el panorama económico, el tema de la supervivencia pasa a primer plano.
La imposibilidad de detener el proceso y llegar a un acuerdo por vía diplomática, a pesar de los incentivos de recompensa tanto como de castigo, y la lenta pero continua aproximación a sus metas del programa nuclear, han puesto sobre la mesa de forma expresa y pública por parte israelí la posibilidad de un ataque a las instalaciones claves de enriquecimiento de uranio. La administración Obama, a su vez, reitera que esa opción siempre existe, pero trata de mantenerla alejada de la realidad, ejerciendo solapadamente una influencia disuasoria sobre los israelíes.
Estos hechos han despertado una vieja polémica que se remonta a los años de consolidación de la estrategia nuclear americana, finales de los 50, comienzos de los 60, cuando todo quedó dicho, y el protagonista ha sido, a sus 86 años, uno de los grandes teorizadores de entonces, el gran maestro chicagoano de los estudios internaciones, Kenneth Waltz, en Foreign Affairs, la más prestigiosa de las revistas de la especialidad. Frente a la doctrina oficial antiproliferadora, que ha inspirado una prioridad básica de la diplomacia americana y ha llevado a uno de los pilares del orden mundial, el NTP de 1969-12 (el Tratado de No-Proliferación nuclear), firmado por casi todos los países del mundo, Waltz sigue defendiendo, ahora respecto a Irán, que las armas atómicas sólo sirven para la disuasión, no para la guerra, y por tanto son esencialmente estabilizadoras.
Las armas nucleares alejan la posibilidad de una guerra nuclear. Paradójico, pero no estrictamente contradictorio. Si uno de los dos bandos no las tiene, ciertamente no puede hacerla, pero puede padecerla si su enemigo las posee. La teoría afirma que el peligro desaparece cuando hay algún grado de paridad nuclear entre ambos. Los argumentos no han cambiado, pero con el transcurso de los años, la experiencia histórica ha crecido, por ejemplo en el caso de la rivalidad indo-pakistana, pero de una manera tan reducida y con ejemplos tan ambiguos, que no hay nada concluyente después de medio siglo.
La teoría, desde luego, reconoce que la conflictividad convencional clásica y, sobre todo, la propia de la insurgencia guerrillera y terrorista puede aumentar, y así ha sucedido con frecuencia, bajo del equilibrio del terror atómico, pero que éste contiene el peligro de escalada hasta las armas de última instancia por parte de uno de los contendientes. Puede que con su posesión los que promueven el terrorismo terminen calmándose y siendo más prudentes. Nadie puede estar seguro. Pero si la tensión y las bajas del terror son preferibles a su alternativa catastrófica, más tranquilizador será
que los agresivos y desestabilizadores no las posean en absoluto.
Al Qaida renueva su poder destructivo
Ahora que algunos "descubren" a Al Qaida en el frente sirio, algo que ya era evidente hace meses, no está de más hacer un esclarecedor inventario de cómo la red de redes del terrorismo yihadista salafista se reinventa continuamente para mantenerse activa. Que lo está es cierto, y ello aunque no mate occidentales en suelo occidental: cientos de muertos a manos de Al Qaida en distintos teatros bélicos parece que no cuentan para quienes sólo ven a Al Qaida cuando atenta en Londres o en Nueva York.
Al Qaida mata sobre todo a través de sus filiales. Al Qaida en la Península Arábiga (AQPA) es especialmente activa hoy en Yemen, pero no por ello ha dejado de planificar atentados contra los EEUU en su propio territorio.
Dos atentados, afortunadamente fallidos, habían sido proyectados por AQPA para golpear en suelo estadounidense y utilizando para ello, además, medios aéreos, como en el 11-S: el atentado fallido de Detroit, el 25 de diciembre de 2009, y un año después el atentado también frustrado a través de un avión de carga procedente de Yemen.
Hay pues aquí una amenaza clara, sobre el terreno matando en diversas regiones de Yemen y desde dicho lugar proyectándose hacia el nunca olvidado enemigo estadounidense.La red supuestamente debilitada tras la eliminación de Bin Laden también dinamiza combates en África, aparte de los que alimenta en la Península Arábiga o en Oriente Próximo y Medio (Siria e Irak), y de los que en ningún momento han decaído en Afganistán y Pakistán. Los frentes africanos son letales, matando cristianos en Kenia o en Nigeria, y visibles imponiéndose en el norte de Malí desde donde irradia inestabilidad a los países limítrofes. Si AQPA y Al Qaida en Irak, además de Al Shabab en Somalia, mantienen su activismo, Al Qaida en las Tierras del Magreb Islámico (AQMI) y su escisión del Movimiento para la Unicidad del Islam y el Yihad en África Occidental (MUYAO) tienen la ventaja añadida de controlar territorio e importantes fuentes de financiación (a través de tráficos ilícitos y secuestros) y abundante armamento (aumentado con los arsenales libios).
El norte de Malí es zona de atracción para combatientes forjados de AQMI y del nigeriano Boko Haram o para otros en vías de forjarse (jóvenes sin porvenir de los países sahelianos y del África Occidental), y se añade como polo de atracción de yihadistas al también boyante de Siria.Es cierto que el uso intensivo de aviones no tripulados (UAV) estadounidenses viene diezmando a Al Qaida Central, en el norte de Pakistán, a AQPA, enYemen, o incluso a Al Shabab. De hecho sus golpes les debilitan como amenaza. Pero también es cierto que desde el aire no se ganan las guerras, y menos contra el terrorismo. Además, los drones tienen hoy escasa presencia y serían de escasa utilidad para discernir blancos en el caos sirio, en el baño de sangre anti-shií iraquí o en las inmensidades en las que actúan los yihadistas en su feudo saheliano.

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