| CARTA A DIOS... ANTES DE MORIR   | 
| Esta es una carta que  se encontró entre los restos del ghetto de Varsovia, donde en el mes de  abril del año 1943, un grupo de judíos se levantó en armas, contra la barbarie  nazi que los estaba aniquilando por toda Europa. Gracias a este levantamiento,  que milagrosamente duró cinco semanas pese a la tremenda superioridad alemana,  el mundo libre comenzó a enterarse de la aniquilación de los judíos en los  campos de exterminio. | ||
| 
 "Si, es un  honor ser judío. Soy feliz de pertenecer al pueblo más infeliz del mundo cuyos  preceptos representan lo más elevado y bello de toda moralidad y leyes. Se nace  judío tal como se nace artista, es imposible renunciar a ser judío. Este es  nuestro atributo divino que nos convirtió en pueblo elegido. Creo en ti, Dios de  Israel, a pesar de todo lo que has hecho para que no creyese más en ti. Creo en  tus leyes aún cuando no puedo comprender tus acciones." "La muerte  no puede esperar más, desde los pisos encima mío el tiroteo se debilita a cada  minuto que pasa, los últimos defensores de esta fortaleza están cayendo y con  ellos caen y perecen los 'Jasidim' (religiosos) judíos de  Varsovia, los ’Ieré Elokim’, los temerosos de Dios. El sol se está  poniendo, en una hora más a lo sumo estaré reunido con el resto de mis hijos y  de mi familia, y con los millones de miembros de mi pueblo que sucumbieron, en  ese mundo mejor en el que ya no habrán mas dudas." "Serví a  Dios con entusiasmo y mi sólo pedido era que Él me permitiese honrarlo con todo  mi corazón, con toda mi alma y con todas mis fuerzas. No puedo decir que mis  relaciones con Dios permanecen inalterables después de todo lo que ha sucedido,  pero puedo decir con absoluta certeza que mi creencia en Él no ha cambiado en  absoluto." "Tengo aún  tres botellas de gasolina, son tan preciadas para mí como el vino para un  borracho. Éramos doce en esta habitación al comenzar la rebelión, durante nueve  días combatimos al enemigo, mis once camaradas cayeron muriendo silenciosamente  en la batalla incluyendo el pequeño de cinco años, que vino aquí sólo sabe Dios  cómo y que ahora yace muerto cerca mío luciendo en su cara una sonrisa como la  de los niños que sueñan pacíficamente, también este niño murió con la misma  calma ética que sus camaradas mayores... Te he seguido aún cuando me has  rechazado, he seguido Tus mandamientos aún cuando me has castigado por ello, Te  he amado y Te amo aún cuando me has arrojado a la tierra, torturado hasta la  muerte y convertido en objeto de vergüenza, de escarnio y de ridículo. Y estas  son mis últimas palabras hacia Ti mi airado Dios: Has hecho todo lo posible  para hacerme perder mi fe en Ti, pero muero exactamente como he vivido, gritando  ¡Shemah Israel Ha Shem elokenu Ha Shem Ejad! (’’Escucha oh,  Israel. El Señor nuestro Di-s, el Señor uno es’’...) Varsovia, 28 de Abril de 1943 - 23, mes de Nisan 5703 | 
 
